Ve los tubos largos de cartón y se da a la fantasía, como hace siempre que va de acompañante. Gigantes rollos de papel higiénico; órganos de papel para canciones infantiles; un cañaveral al costado de las vías de un tren de pelotero. Juega la imaginación, si lo demás no puede. Piensa en una casa grande para todos, además. Cabaña de bambú de cartón duro. Enorme y fresca, la casa del ensueño. Hay casas de botellas, lo dijo la maestra, a la que aún recuerda. De basura, hay casas, aunque de ésas no quiere. Quiere la que ha soñado, de tubos de cartón. En fin, es niño y es de noche y tiene sueño. Y además el padre pone la atención en cruzar con él la calle. Con él y con el carro que arrastra con esfuerzo, pesado de cosechas pobres de cajas, tubos, hojas de revistas. La casa se disipa a causa del cansancio, y tal vez del sueño. Se resigna solo. Además la lluvia y este clima húmedo la harían imposible.
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