23 de julio de 2010

Voluntad

Había sobre el río una luz crujiente y mi mirada quería capturar cada destello. Era una franja falaz sobre las aguas, una reunión de brillos dorados, un pueblo como en marcha, cambiante, sin sostén ni peso. Dolían los ojos de querer fijar esas precarias configuraciones. Dolían los párpados en su lucha por no caer celosos a cubrir o proteger la pupila esforzada. Dolían las manos tensas, la lengua tensa, las piernas y la espalda, rígidas de expectativa. La voluntad dolía fracasada; otra vez fracasada, ingenua y torpe.

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