8 de mayo de 2011

POEMA













Caminábamos



Por un sendero
sinuoso que se arqueaba
entre los pastos como trigo
maduro, un campo
de anémonas rozadas
por el viento y nuestras manos
vacías
de niños solos lejos de casa
¿qué hacíamos bajo el sol de enero?


Acaso entre las matas
florecidas de dardos en las puntas
el aire interminable del verano
nos invitaba a la guerra.


Lo respirábamos
como el aliento recio
de guerreros remotos.


Nuestra manos –las vacías,
las de niños vagabundos-
llenas
de flechas herbáceas,
y la senda hacia las tiendas de los griegos,
la luz de enero
sobre los cuerpos pobres
camino de la gloria de una guerra
soñada
¿no cargaban nuestras vidas
pesadas de tan poco?
                                 pero allá
al fondo de nuestro campo de saetas montaraces
esperaba el suceso
de una tierra lejana
de otros arrojados con los pies silvestres
en rotas zapatillas.


Apretábamos
el paso polvoriento
risueños al encuentro de los arcos.

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