Me fui a navegar, llevaba pocas cosas. Sola, la casa que habitó mi familia, quedó pronto en lontananza. Me animaban las olas y todo el mar salobre. Qué aires nuevos no respiraría, qué costas no habría de avistar. El pasado en el mar se vuelve una música lejana. Días y días de horizonte y promesa. Una mínima vacilación, una mañana, me hizo volver la vista. La casa me seguía con un coro de recuerdos anhelantes sobre los tejados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario