De pronto el sol ardiente se vela hasta perderse y el mundo es un silencio que un estruendo casca y se desprende como un diálogo de miles la lluvia y cae encima de los techos fresca hoguera donde enero se consume Salen los sapos y preparas, madre friendo en tu sartén que suena a chaparrón la eucaristía Sentémonos bajo el alero donde la tarde se fríe con padre ausente desde hace cuánto de este enjambre luminoso
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