3 de noviembre de 2009

Mariposas muertas



Hay un montón de mariposas muertas, celestes-lilas, en torno al tronco del jacarandá. El viento de la mañana irá desparramando esos luminosos cuerpos leves por la calle y las veredas. Algunas irán a recostarse contra el cordón, para que el agua las arrastre, sobre un lecho de adoquines, hasta alguna alcantarilla. Imagino esas mariposas flotando aéreas sobre el agua sucia de las cañerías y me pregunto si lo bello prescinde de nosotros. Ahora están sobre baldosas desparejas y no me necesitan. La ciudad esconde milagros como éste. Vagamente me burlo de mi inconsistencia; exhalo, después, doblegado, mi validez de instante.

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