22 de noviembre de 2009

Oportunidad





No era su bicicleta, aunque era parecida. Contra un arbusto estaba abandonada. Pasó el desocupado con indiferencia, tenía grande aún la expectativa y el desconsuelo no se había presentado; hasta le dedicó una sonrisa breve, por ser augurio bueno de su inminente éxito; no sería él despojador de nadie. Su bicicleta alguien se la había robado, pero algo le decía que era un objeto cerca, inútil preocuparse, lo sentía en los huesos. Pasó de largo y al final del día, con la esperanza añeja y removida por la angustia, la desesperación le traería a la memoria con reproche aquella bicicleta, apoyada en el arbusto. Vencido, entonces, a golpes de fracaso, veloz regresaría sobre sus pasos viejos para que, lo que halló despreocupado esa mañana, ya no estuviera, apenas tierra y huellas; y para que el presagio de final feliz, no fuera más que la oportunidad perdida.

No hay comentarios: