24 de julio de 2010

Poética

Una niña puso un barco de papel sobre las aguas del río. Era un agua oscura, amarronada, había barro en sus orillas. Pero allí estaba la pequeña, sin embargo. Me conmovió su esperanza solapada, su revelación de todo, sus ojos ansiosos de sabio flamante que conoce hasta la entraña de las cosas. Lo veía irse y sonreía, el barquito de papel de diario, dejándose llevar por la corriente, con rumbo claro aunque sinuoso. Otra vez vi a un niño como ella. Ponía un barco de papel sobre el mar calmo, una mañana soleada, la arena estaba limpia y chillaban las gaviotas por el cielo. El barco se perdió pronto de vista, pero hacia dónde iba. El pequeño permanecía quieto. Vi de pronto en su mirada serena otra conciencia: el horror, el desaliento, la muerte. Me gusta el mar pero prefiero la belleza de los ríos.

1 comentario:

MaruMora dijo...

Como va profe?! Me alegro q te hayan gustado mis "encualquierizadas". Estas en Rosario?? q andas haciendo??
ademas de ver niñas dejando ir barcos de papel x el rio !