Sobre la arboleda
está lloviendo
un rumor
numeroso en las hojas de los plátanos
el olor de los primeros hombres
y el frío de la materia indiferente
pacen
en el aire mojado
como el cordero que hace días
vi tascando en la mancha aún verdosa
al borde de la calle
como un milagro de otros tiempos
Al abrigo de mi cuarto
intento
tapar una abertura por la que se cuela el viento
en un silbido cortante
contra la piel impregnada
de kerosén que casi nada arropa
Una mujer pasa
bajo la precipitación
descalza con el cordero muerto
trasquilada su lana incipiente
sobre los hombros vencidos
Va a vender el cuerpo frío por promesa de calor
algunos litros de kerosén
para el mechero aterido de su cuarto
que de lejos
conozco
El cielo desteje
puntilloso
los hilos helados de su manta gris mojada
y cubre la arboleda
el techo de mi casa, el cuerpo
de la mujer de pies desnudos
y su dinero que hace días apacible
tascaba en mi vereda
Y yo
mientras intento tapar el hueco
por donde un cordón
de frío quiere atarme
avaro
me despido del cordero
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