Del cuaderno violeta
Lo veo así: toda literatura debe ser capaz de conmover. No existe el placer puramente intelectual. Todo placer produce un estremecimiento físico. La capacidad de provocar afecciones está, para mí, en lo más alto de la escala de valores estéticos. Otro problema es dilucidar el número y el tipo de esas afecciones. Otro problema es comprender que no se hace sonar con el mismo golpe un tronco o la cuerda de un violín.
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