6 de mayo de 2012
Pasa el arroyo
frente a la casa como una senda estrecha
algunas hojas se deslizan
con demora bajo los reflejos del otoño
Aquí en el banco y a la mesa
dejas caer, amiga mía, el agua como una cascadita
en el cuenco de madera
unas bellezas diáfanas de luz y corre mientras
en mí un arroyo turbio de palabras
Nos hemos retirado
a un delta de la tarde
y así bajo las ramas de una isla deseada
mientras hago andar la pluma
sobre las líneas regulares del cuaderno
te mantienes
a la distancia de mis manos
como el muelle al que se amarra mi canoa
y el agua
que la mece en su corriente
murmura ruegos navegables como ríos
Tal vez parta pero dime
¿dónde cargaré mis aparejos?¿dónde
la pesca habrá de darme versos nuevos?
Lloro mis ganas de marchar y de quedarme yo quería
dejar vertido algún poema al azar de la pendiente
pero canta el agua y me promete
allá adonde me lleve el curso de la acequia
navegar la lengua
Ven, mi amiga buena, fluyamos
hacia ese río donde
sea yo las palabras que te hablan
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