Marzo, la calle
Todo
canta esta mañana, no sólo los zorzales: los techos, los cables con
rocío, las hojas amarillas lloviendo en la vereda. El otoño es la
estación de los comienzos. Él camina hasta la casa de ella; pasa a
buscarla y sabe de antemano que llegarán tarde adonde vayan; los
besos adelantan los relojes. Necesita un mundo grande para caber en
él los dos. Un mundo joven y veloz, como sus pasos por las calles.
Tibio, como la boca que lo espera. Cuando la ve, la toma de la mano.
Inician todo, como el sol. Aunque en el cielo éste de marzo no
falten nubarrones, el rostro claro y los ojos de la amada sostendrán
la luz para los días venideros. Así lo siente, así lo ve. Lo oye
en la canción del día.
Julio, la casa
El
mediodía es siempre un tiempo doloroso. El ojo de la tormenta de las
horas. Hiere el sol, aunque es invierno, como la claridad duele
cuando de golpe viene. Es cruel la madurez en la estación del frío.
Tienen ahora la edad de sus padres, y los hijos se han marchado hacia
alguna primavera. La casa, más vacía, arde con la ausencia de los
ruidos. Están unidos, ellos, pese a todo, por la juntura entre la
tarde y la mañana; un borde escuálido que asusta, el mediodía;
filoso como las palabras con las que saben cortarse mutuamente. Pero
aquí están, en la altura de las doce, atascados; equilibristas
curtidos, pese al riesgo. Que empiece la tarde segura; que eche a
rodar el mundo por la cuesta, que vuelva el movimiento. Que los saque
del cenit y que los lleve.
Noviembre, un
lago
Se
ha puesto rosa el aire,como la piel de las muñecas. Las cosas del
mundo abandonan la estridencia de la luz para el murmullo de las
sombras: cuando todo se recoge, la primavera muestra su espalda de
otoño. El sol se está ocultando y lo despide con la serenidad de
los que despidieron las pasiones. Tiene a su hombre al lado; ella
comprende que él se parece a la hierba, y sobre él reposa, sobre el
sustrato de su cuerpo avejentado. Los años que vivieron no volverán
ni los añora, sino sólo este presente de crepúsculo, en el que un
hombro se dona para el reposo de otra frente. Son esas canas una
hierba que declina, en esta primavera, en esta tarde.
Enero, el
patio
El
follaje espeso y negro, mecido por la brisa del verano, pone en el
cielo la luna como un huevo. Hay un olor vital que se respira, un
perfume de historia culminante. Se fue el sol hace tres horas y tres
meses atrás se fue uno de ellos. En la silla de jardín, frente al
follaje oscuro, frente al cielo con estrellas y el embrión lunar,
piensa en el vacío de uno menos, en el fruto que el verano descolgó
del mundo. Entre el canto de los grillos, y el canto de los gallos.
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